domingo, 24 de octubre de 2010

Carta para mí


Me declaraste la guerra a pesar de las banderas de paz. Pertrechos de rencor e ira acorazaron tu corazón, tan rojo como la sangre que derramaría.

Las primeras ráfagas de odio acribillaron a los buenos momentos, y el fuego de tu resentimiento incendió los contactos electrónicos y las redes sociales. Ni un vestigio de “lo que un día fue”, fue tu orden superior.

Frente el clima desolado que dejaron tus ataques te esperé y esperé, siempre observándote desde mí lejano atalaya. Aunque digan que un buen guerrero nunca debe volver la vista atrás, yo por mal guerrero o por buen diplomático lo seguí haciendo.

Desde lo alto acataba las órdenes de la razón, contrarias a las de mi corazón que a grito sordo me pedía regresar a tu campo de batalla. Aunque fuese solo para morir al besarte.

Fue entonces que un sabio consejero de guerra me dijo que es mejor esperar a que el río sangre para poder irle a beber. Y yo, por buen obediente o mal disidente, te seguí esperando.

Pero con la noche nuevos disparos empezaron a anunciar la llegada de un largo silencio, uno de ellos ha dejado coja mi sonrisa, que ahora dibuja una mueca cuando piensa en nuestro pasado. Un pasado que yace muerto en algún lado de tu campo de batalla, sin lapida ni entierro, sin rostro ni recuerdo, porque es así como mueren los pasados.

En esa arena de sangre seca, el aire que respirábamos de un soplido se ha marchado. Hoy no existe ni brisa que avive el fuego del amor, porque ya no hay ni amor ni fuego. Será mejor buscar ritos cautos en nuestras almas herejes, ritos por los cuales a cambio de ofrendas podamos recibir bálsamos.

Es por eso que te escribo una carta de tregua para buscar la paz, en donde no quede un solo espacio en blanco que deje lugar a tu venganza. Una carta en donde no se escriba para contarnos algo que ya sabíamos, aunque no lo dijéramos.

Una carta en donde encontremos como solución el exilio. Ese que me permita viajar a ninguna parte, sin paraderos y sin huellas. Porque no hay más planetas por descubrir donde pueda esconderte, ni más ojos que puedan resistir el no verte, solo quiero me devuelvas el amor que me arrebataste y se lo entregues por caridad al abajo firmante.

Así por ironía alcanzaremos la victoria los dos. Tú al depositar tu mayor cuota al olvido y yo al quedarme con toda tu tristeza. Porque la tristeza también sabe a rodajas de miel, porque la tristeza es dulce también.

7 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Nadie nos devolvera todo aquello que entregamos... tan solo el olvido nos dara la oportunidad de encontrar calma y terminar con el conflicto de amar y que no te amen...o aquel tiempo llamado pasado, guardara en algun lado los mejores momentos.. y ya solo seguir viviendo inclusive con lo poco que quede de uno....

Felicitaciones por tus lineas...son buenas...

cdt

Carlos Ortiz Garrido dijo...

Me sería de mucho agrado ver firmado con sus nombres, los comentarios. Saludos.

Anónimo dijo...

El tiempo en este caso es quien decide estas situaciones y es verdad que nadie nos devolverá la dedicación y el tiempo que entregamos, pero el pasado queda inalterable, para quedar parte del recuerdo y ese recuerdo es lo mas maravilloso que guardamos...

Con respecto a la amistad, hay muchas personas se desaparecen sin dejar rastros, aun asi cuando habiendo compartido veladas, confesiones, risas, emociones, charlas, salidas, etc ... supuestamente decimos que los seguiremos considerando como "amigos"...
La gran pregunta es: Porque desaparecen? porque olvidan? ... Quizá por que las personas somos egoístas y primero tendemos a pensar en uno mismo... en fin es un tema bien complicado...

Muy interesante tu tema... : )

Anónimo dijo...

Carlos qué paso con tus textos???
reviso de vez en cuando y no encuentro nada... anímateeee e inspirateeee...cuidate

Anónimo dijo...

wow!! impresionante! has llegado a lo mas profundo d mis sentimientos, d vrdad!!...sigo felicitandot!! resultast buen escritor, muy apasioando a tus lineas!.....suerte!

susan alidaid!!...:)

Anónimo dijo...

No existe día que no sienta al fantasma y ten por seguro que no existe minuto que no quisiera ser yo aquel fantasma contigo caminando; no soy cursi y no pretendo serlo pero no miento al decirte que siempre estás cuando respiro; aunque a veces pienso quizás nunca hayas existido, quizás lo soñé, quizás te inventé, quizás me inventaste, quizás actuamos o quizás escogimos el guion equivocado y en algún momento el director se nos acercará y dirá: ¡Se equivocaron de libreto, tengan el correcto!, así de sencillo como si se tratase de una obra de teatro.
Pero más sencillo en realidad sería simplemente olvidarlo, aceptar que aunque he intentado buscarte en tus propios ojos y escucharte en tu propia voz, ya no te puedo encontrar.

Disculpa la antesala, hoy solo quiero decirte Feliz Cumpleaños, que Dios cuide de ti no solo hoy sino cada uno de los días de tu vida.

Yo.